Entrenando la Empatía. Con Anna Carpena

Publicado en el periódico Padres & Colegios.

¿Cómo te sientes cuando un amigo sufre un fracaso? ¿Cuándo una persona necesitada reclama tu ayuda por la calle? ¿Cuándo tu hijo te cuenta una riña del colegio? Si queremos propiciar un entorno familiar y social de convivencia afable y solidaria, más humana, la empatía resulta fundamental.

Cultivar y mejorar esta capacidad de ponerse en el lugar del otro, saber lo que siente y llegar a sentirlo, es una meta difícil pero alcanzable. Así lo afirma en su libro “La Empatía es posible” (Ed. Desclée) Anna Carpena, educadora y especialista en Educación Emocional desde los últimos 20 años.

En esta labor de generar empatía, el ejemplo y labor de los padres es esencial ya desde los primeros minutos de vida del pequeño: “Desde que el niño nace su cerebro se está formando, según la empatía de quien lo está cuidando. Según se les trata ya se están desarrollando o no estructuras cerebrales que se relacionarán con la empatía”, cuenta Carpena. Después, con los años varía la disposición de los menores a “ponerse en los zapatos del otro”:

  • “En la etapa infantil los niños empiezan a reconocer los diferentes signos emocionales de las otras personas, independientemente de cuáles sean sus sentimientos, aunque no tengan la clase de empatía que les permita identificarse con ellas o experimentar sus mismos sentimientos.
  • Alrededor de los seis años empieza la capacidad de ver las cosas desde la perspectiva de otro. Hacia los ocho años pueden empezar a sentir lo que siente otra persona, es decir, empieza la verdadera empatía, comprender y sentir a otro.
  • A partir de los once años la empatía puede llegar hasta personas y colectivos con los que nunca se han visto ni conocido, ya que tienen capacidad para imaginarse a sí mismos teniendo las experiencias y los sentimientos asociados a la vida de otro sujeto.
  • En la adolescencia se distorsiona al volver a hacerse el “yo” centro de gravedad, para luego recuperar el equilibrio a los 20”.

¿Pero cómo llegar a conseguir esa sensibilidad y esa apertura al otro? Los expertos señalan que hay una labor previa que debemos ejercitar nosotros mismo, los padres y educadores; porque para enseñar algo nosotros también tenemos que saberlo. Y esto requiere el conocimiento personal y gestión de nuestras emociones. La empatía es una de las cinco competencias de la Educación Emocional, según Daniel Goleman, padre de la Educación Emocional. La sentencia griega «Conócete a ti mismo», atribuida a Sócrates, ya indica la necesidad de autoconocimiento del ser humano para su crecimiento personal.

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Educación, Educación Emocional
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Anna Carpena, Daniel Goleman, Eduación Emocional, La Empatía es posible Ed. Desclée